24 horas en Managua

Creo que con mis 24 primeras horas en Managua, ya puedo empezar a emitir opinión sobre la ciudad, sus problemas... aunque aun nada de la cooperación española.

Managua es una ciudad de contrastes. Lo primero que llama la atención nada más llegar a la ciudad son sus coches, porque es ahí donde se aprecian bien las clases sociales: hay grandes coches todoterrenos, no precisamente último modelo, sino coches destartalados de Nissan que se les conoce como "vagoneta con asideros", que realmente son pick-ups, donde llevan a la gente colgada detras. Esto contrasta con los "lujosos"coches que lleva una clase social alta (por lujoso, entended nuevos también).

La ciudad en sí es un caos: aqui no hay calles, sino como dirian los ingleses hay 'landmarks', es decir, sitios estrategicos por donde guiarse. Por ejemplo, que quieres ir al Hotel Maria la Gorda, que es donde estoy yo ahora alojado, tendrías que decir que está cerca de la Iglesia del Carmen en el barrio de Bolonia, y el taxista se las apañará por llegar. Taxista que previamente te habrá pitado por la calle, y que no habrá sido el primero en hacerlo, sino el decimonoveno en los pocos metros que has recorrido caminando por la calle; y es que en Managua, los taxis están constantemente pitando para que subas a su coche (carro), con lo que la contación acústica es importante. Además, con toda la gente que he hablado, me desaconsejan caminar por la ciudad (a la que la gente llama "la no-ciudad" porque no tiene casco histórico, destruido por el terremoto de 1972). Caminar por Managua es peligroso si no conoces los distintos barrios, y por tanto, el taxi se convierte en uno de los transportes más demandados por nativos y cooperantes (viajamos junto con nicos, para que asi salga mas barato).

Otra cosa que contrasta en América Latina es la parsimonia: acá haber perdido la maleta es "normal" y tener que esperar un día por ella no es inconveniente. Traduce esto a otros ámbitos de la vida. ¿Ejemplos? Si el sistema electrónico de los bancos no funciona, se lo toman con calma y hacen los calculos a mano; si se va la luz eléctrica por uno de los numerosos cortes de Unión Fenosa, la gente dispone de generadores y, sobre todo, de velas, para que así puedas apañarte y ver.

Pero, ¡basta de relatos! ¡Yo quería contrastar! Y contrasto cuando tengo choques emocionales, tales como ir preocupado de camino a la Embajada Española en el Día de la Hispanidad porque no tengo apenas ropa con la que ir (y menos de etiqueta), cuando, de camino, me encuentro con una niña de unos 14 años pidiendo entre los coches parados ante un semáforo; o cuando veo a un niño que con suerte alcanza los 10 años limpiando parabrisas, mi mente deja de pensar en las pijadas protocolarias de la embajada por un momento, y vuelve a un mundo que por momentos se le había olvidado: EL MUNDO REAL.

Por todo esto, uno se pregunta qué pensará un ricachón europeo, que vive en una villa en un barrio privilegiado de Managua, que viene en su todo-terreno-ultimo modelo... cuando ve esto; me gustaría saber qué hacen para que esto que se ve a diario no les afecte (aparentemente) en su vida personal. Pero puedo estar equivocado. Puede ser que de verdad ésta gente si que vengan a ayudar y su ayuda sea efectiva. Puede ser que la vida de los nicas (nicaragüenses) mejore gracias a actuaciones de la cooperación internacional. Pero hoy me he quedado sin saberlo: no les he preguntado. No ha sido por vergüenza, sino por cuestiones de etiqueta: las miradas que echaban algunos en la Embajada Española al ver a jóvenes cooperantes que no iban de etiqueta (por razones de pérdida de maleta) han hecho que me cohibiera a preguntarles sobre la vida interior de cada uno de ellos, y sobre cómo llevan el separar su vida personal de la privada. Pero solo llevo 24 horas aquí, ya lo averiguaré.

Aún así, me seguirá sorprendiendo cosas como la casa donde vive un máximo responsable de alguna ONG médica. ¿Debieran las ONGs dar ejemplo y hacer que sus responsables no vivieran en villas lujosas en Managua con piscina incluida? ¿O pensais que es su opción de libertad individual y personal que esta persona prefiera no vivir de una forma al menos algo austero. Dejo el debate abierto. Yo ahora me voy a dormir, que aca es ya tarde.