Llevo, contando la experiencia veraniega, 7 meses en paro; buscando activamente trabajo diria un funcionario del INEM, pero en definitiva sin empleo. Esa es la razón por la cual no estoy actualizando recientemente el blog.
Para hacer un resumen de los últimos meses, decir que no aprobé el último curso de nivel avanzado 2 de mi escuela de idiomas, por lo que no me pude sacar el título. Tampoco estoy repitiendo curso, ya que las tasas han pasado de ser carísimas: de 120 euros ahora debía pagar 300. Más otros tantos de mi mujer tienen como resultado que este año, estando ninguno de los dos sin trabajo, lo hayamos dejado momentáneamente.
Estamos mirando otros horizontes. Mi mujer está a punto de terminar la Universidad acá en España y el mundo es demasiado grande como para que desaprovechemos el talento, el esfuerzo y la inversión económica en recursos humanos hemos hecho en estos cinco años desde que volvimos de Nicaragua.
Si nada cambia, nuestro destino más probable sea el de esos otros muchos jóvenes (y no tan jóvenes) españoles que no encuentran su sitio en el mercado laboral: la emigración. Una pena que un país que fue considerado de las potencias más pujantes del mundo haya optado por invertir sobre el ladrillo que se pensaba que nunca se iba a derrumbar y que cayó como castillo de naipes; y mientras tanto, el talento humano tenga que irse para poder desarrollar una vida familiar normal.
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