miércoles, abril 06, 2011

La economía sumergida: ¿problema o solución al atasco?

Hace poco comencé a leer el último libro de Leopoldo Abadía, titulado: "¿Qué hace una persona como tú en una crisis como ésta?". Si veis en el blog en la sección de libros, también he leido los anteriores 2 libros del Sr- Abadía, si bien "La Crisis Ninja" me pareció mucho más interesante que "La hora de los sensatos".

En uno de los capítulos de su último libro, ¿Qué hago con mis ahorros? (Pág. 85 en la Ed. Espasa), Abadía habla en los puntos 30-34 sobre la posibilidad de montar un negocio en negro, y que éste no sea sancionado por el gobierno como evasor de impuestos, ya que "(...) ahora parece más importante que la gente trabaje, que cobre como sea". Y añade: "(...) 34. ¿Me gusta (la idea de crear trabajos en negro)? No. Pero cuando en un país hay teóricamente muchas personas sin empleo, no quiero que Hacienda persiga a las que se juegan los cuatro cuartos que tienen, salen adelante a fuerza de puños y hasta dan de comer a unos cuantos. (...)".

Esta reflexión me viene a recordar uno de los libros que leí a finales del año pasado, "El Banquero de los Pobres", de Mohammed Yunus. En dicho libro, el autor nos relata cómo nacieron los microcréditos en su país natal, Bangladesh. Yunus, tras finalizar sus estudios entre lo que hoy es Bangladesh y Estados Unidos, fue nombrado profesor titular en una universidad bangladeshí. Dándose cuenta de que las teorías económicas que enseñaba a sus alumnos no tenían nada que ver con la pobreza que rodeaba a la población circundante a la universidad, Yunus y algunos de sus alumnos decidieron voluntariamente crear un proyecto de microcréditos en la ciudad de Jobra, en donde se dió a personas que tenían un micronegocio la posibilidad de acceder a créditos a un interés razonable y evitando que tomen exclusivamente el dinero de los prestamistas con intereses usureros (los únicos que le prestaban dinero a los pobres) que en muchos casos tenían que ser devueltos al final de la jornada laboral, haciendo que las ganancias del empresario/a fueran exiguos y no se pueda así salir de la pobreza.

Yunus propuso formar equipos de 5 personas (fundamentalmente mujeres), con 5 proyectos distintos cada una: descascarillado de arroz, creación de taburetes de madera, etc. El préstamo es por tanto grupal, y los 5 receptores crediticios son a su vez responsables de devolver el crédito, y existe una obligación moral y una presión social para que los miembros del grupo devuelvan el dinero prestado, ya que si no se devuelve el dinero, el Banco Grameen ( que significa rural) de Yunus cerraría el grifo económico para el grupo; sin embargo, si los créditos son devueltos aumenta cantidad de financiación del grupo, ya que se el grupo se convierte en más (con)"fiable". En alrededor de un 97% o más de los casos, las personas devolvieron los créditos del banco Grameen.


En mi experiencia en Nicaragua, se pueden observar miles de estos micronegocios al día. El 99% de ellos en negro, por supuesto. Desde vendedores de "agua helada" en bolsas de plástico a los viajeros de autobús, mujeres que venden "platanitos", vendedores de "gaseosas en bolsa y pajita" (algo que nunca me hubiera imaginado), hasta los cientos de negocios más que hay en la calle: venta de raspados (de hielo), helados, perritos calientes en las plazas, artesanías, etc. Son personas que, explotando sus habilidades personales, sus vocaciones... hacen negocio para salir adelante.

Muchos criticaron a Yunus por considerar que sus programas de microcrédito eran proyectos, en su gran parte localistas. Pero el profesor Yunus demostró que la experiencia de los microcréditos podía llevarse a otros sitios: comenzó por Filipinas. Después, le dijeron que sus programas de microcréditos no se podían llevar a países desarrollados, y se implementaron microcréditos en Estados Unidos, Polonia, etc.

Y es que, tanto en España como en muchos otros países, la gente tiene sus ideas de negocio. El problema es que muchas veces el Estado y su adminisitración (por no hablar de la sequía de créditos) dificulta esas iniciativas de negocio. En un periodo en donde el paro no cesa de aumentar y ya son más de 4,8 millones de personas desempleadas, somos uno de los países de la OCDE donde más cuesta abrir un negocio. Mientras que en algunos países emergentes se crean negocios entre 1 y 3 días, en nuestro país el periodo medio para crear un negocio llega a ¡¡61 días!!Una auténtica locura para posibles emprendedores. Si el gobierno, viendo que se están produciendo restricciones de crédito a PYMES y emprendedores, intentara formar a las personas sobre cómo se hace un Plan de Empresa, cómo se financia, estrategias de cara a "vender tu proyecto" a los bancos para que te lo financien, unido a una medida de gracia temporal, como permitir no pagar los impuestos/cuotas a la seguridad social por un periodo de tiempo limitado, seguramente se podría contratar a más gente, empezando a desatascar la situación actual. Una medida de gracia que, en mi opinión, se hace necesaria en estos tiempos de crisis.