La Declaración Universal de los Derechos Humanos nace en un contexto complicado: violaciones masivas de los derechos humanos en la Rusia comunista de Stalin, asesinato masivo de millones de judíos en la Alemania nazi de Adolf Hitler, el neocolonialismo europeo en el continente africano y en plena tensión entre las dos grandes superpotencias del momento, Estados Unidos y la URSS, entre los que apoyaban a uno u otro grupo y el resto de países que se les llamó erróneamente tercermundistas.
Ante tales complicaciones, nació la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en un intento de sentar una base sobre la dignidad humana. Es por eso que el primer artículo de la Declaración resalta que “
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
No obstante, cada día que uno lee un periódico y nos topamos con la realidad, vemos que desgraciadamente los derechos humanos son constantemente pisoteados en todas las regiones del mundo pese al idealismo de la Declaración. Si hacemos un repaso regional, podemos poner ejemplos como los flagrantes excesos que cometen contra su población las dictaduras comunistas de Cuba, Corea del Norte, China (Tiananmen 1989, penas de muerte a disidentes, etc.) por no citar los el caso de los países islámicos firmantes de la Declaración de El Cairo de los Derechos Humanos del Islam como supuesto complemento de la Declaración Universal, en donde se señala en su artículo 24: “Todos los derechos y libertades estipuladas en esta Declaración están sujetas a la Sharia Islámica” y artículo 25 “La Sharía Islámica es la única fuente de referencia para la aclaración o interpretación de cualquiera de los artículos del presente documento”, anulando de facto la igualdad entre hombres y mujeres en estas sociedades.
Quizá lo más triste no sea esto. Quizá sea que en los países firmantes occidentales también vulneren los Derechos Humanos como se hace en la base militar estadonidense de Guantámo (Cuba) o en otros casos que vemos a diario denunciados por entidades no gubernamentales y periodistas independientes. Afortunadamente, la diferencia entre unos totalitarios y otros occidentales es que normalmente los segundos castigan a los violadores mientras que los primeros aplauden la barbarie en pos de unas ideas que humillan la dignidad de cada persona.