martes, julio 15, 2014

Un año después de emprender la aventura

Justo por estas fechas cumplimos un año en Nicaragua. Un año cargado de buenos momentos y otros no tan buenos, si bien en términos globales puedo decir que la experiencia por lo general ha sido positiva.

He visto una Nicaragua muy cambiada en estos 7 años: nuevos proyectos que benefician a la población en general (Gran Canal Interoceánico), nuevas infraestructuras (carreteras reconstruidas, mejores y más edificios/casas), buenas inversiones (autobuses nuevos, sistema NFC de pago en los buses...). Entre los momentos más complicados, señalar el terremoto de 6,2 grados en la Escala Ritcher del 10 de abril de 2014 (el más fuerte que ha sufrido Nicaragua desde el terremoto de 1972) y algún que otra desavenencia laboral que fue fácilmente solventable si bien me hizo dar un golpe sobre la mesa (que fue efectivo).

Pero en general, me siento afortunado. En estos 12 meses he conseguido:

  1. La tarjeta de residencia en apenas un mes desde que llegué (aquí hay extranjeros que llevan meses... e incluso años en conseguirla).
  2. Sacar el carnet de conducir nicaragüense en poco más de 6 meses desde que llegué (aunque ha cambiado algo desde que llegué).
  3. Conseguir trabajo en un organismo internacional centroamericano en tan sólo 15 días desde que llegué, donde he estado haciendo de todo un poco: desarrollando estudios de investigación, implementando un proyecto de naciones unidas con perspectiva de género, desarrollando un diseño metodológico y curricular para un master on-line...
  4. Mi esposa ha conseguido un trabajo fijo y relacionado con su formación. Si bien a ella le costó un poco más (7 meses), tampoco ayudó un viaje express a España que interrumpió una posible incorporación al mercado laboral.
  5. Nuestros familiares nos vinieron a visitar y conocieron Nicaragua por primera vez. En el caso de mi madre y hermano, visitaron Granada, León, Selva Negra, Managua, Ometepe, San Juan del Sur y sus espectaculares playas. ¡Lo disfrutaron!
Además de todo esto, se me abren las puertas ante otras nuevas oportunidades, no sólo en el ámbito de la cooperación sino en el educativo, el cual es otro de los temas que me atraen para un desarrollo profesional. La experiencia laboral tan distinta que he ido adquiriendo a lo largo de estos años de trabajo en España y los años estudio/prácticas laborales me facilitan que pueda conseguir buenas oportunidades. Y una de esas buenas oportunidades ha llegado. Pronto acaba mi contrato laboral en La Corte y empiezo otra nueva aventura profesional en Nicaragua. Distinta, pero apasionante.

No quiero ni pensar dónde estaría ahora en España, tal y como está la situación. Lo que me alegro es que las cosas nos vayan bien aquí en Nicaragua. Hay que disfrutar el momento y buscar lo mejor para el futuro.